Deber y karma yoga: actuar sin apego (Bhagavad Gita)El Karma Yoga nos enseña a realizar nuestros deberes sin apegarnos a los resultados
Formación: Bhakti Yoga - Maestría en Bhagavad Gita En este mundo global y digital, el hombre se enfrenta diariamente al dilema de cómo equilibrar efectivamente sus múltiples y variadas responsabilidades. Y ello en muchos casos, puede generar estrés, sobre todo cuando estamos demasiado focalizados en los resultados de nuestras acciones. El Bhagavad Gita nos enseña el Karma Yoga, el arte de cumplir con nuestros deberes con amorosa devoción a Dios y por el bien de la humanidad, pero sin apegarnos a los resultados. Para Gandhi el desapego por el fruto de las acciones era el pilar del Bhagavad Gita. Esta práctica, como explica Swami Mukundananda, no implica descuidar nuestros deberes, sino que implica cumplirlos con una actitud de servicio a lo Divino. Swami Vivekananda ya lo había explicado así: « Sri Ramakrishna llevó el Karma Yoga a un nivel nuevo y superior cuando el Maestro enseñó: “¡Sirve a Jiva (Purusha) como Shiva!” (Sirve al ser humano individual como al Ser Divino). Naturalmente, esta práctica comienza como un concepto; normalmente no somos testigos de la divinidad de otra persona. Sin embargo, cuando colocamos fielmente esa idea en el centro de nuestros actos de servicio a los demás, sucede algo extraordinario. Tanto lo que está actuando, nuestra propia divinidad, como la presencia divina dentro de aquellos a quienes servimos, se vuelven cada vez más evidentes para nosotros». Swami Vivekananda. Cuando realizamos nuestras acciones como una ofrenda a Dios, se produce un cambio profundo en nuestra mentalidad: la unión con la Realidad Absoluta, sea como sea que quieras llamarla: Brahman, Dios o Inteligencia Universal. “La ofrenda del sacrificio es Brahman; la oblación es Brahman; es ofrecida por Brahman en el fuego que es Brahman; así, aquel cuya mente está fija en los actos dedicados a Brahman se compenetrará con Brahman.” Bhagavad Gita 5-24 Así el trabajo se convierte en una forma de adoración, y el éxito o el fracaso en términos mundanos ya no influyen ni en nuestra mente ni autoestima. Tal y como dice Krishna en el Bhagavad Gita: De esta forma, nuestro enfoque se desplaza hacia la sinceridad de nuestros esfuerzos, dejando de lado las ansiedades vinculadas a obtener uno determinados resultados. Esta mentalidad autopurifica el corazón, fomenta la humildad y nos permite actuar con mayor claridad y resiliencia, todo ello sintiéndonos conectados con un propósito superior a nosotros mismos. Este concepto se explica de forma hermosa en el conocido verso 2.47 del Bhagavad Gita, que presenta el principio rector del Karma Yoga: El Karma Yoga nos enseña a realizar nuestros deberes sin apegarnos a los resultados. Swami Mukundananda aclara que el apego a los resultados nos ata al ciclo del Karma, mientras que centrarse únicamente en la acción libera al alma del orgullo de ser el hacedor y de los intereses egoístas. “Toda acción es realizada completamente por las Gunas de Prakriti. El hombre, engañado por el sentido del «yo», piensa: «Yo soy el Hacedor».” Bhagavad Gita 3-27 Al dedicar los frutos de nuestro trabajo a Dios, nos elevamos por encima de los motivos egoístas y nos alineamos con la voluntad divina. Y recordemos que el Karma Yoga es el instrumento del Señor para garantizar la paz en la tierra La lección que tenemos que aprender es ofrecer (mentalmente) cada acción a Dios. Como Krishna le explicó a Arjuna: Swami Mukundananda nos enseña que esa dedicación transforma las actividades mundanas como comer, beber, etc. en actos de devoción, purificando el corazón y profundizando nuestra conexión con lo divino. Un hermoso ejemplo de este principio fue el poeta Santo Kabir (Varanasi 1440-1518), que vivió en la época del inicio del movimiento Bhakti. Se enfrentó a enormes desafíos en su vida, entre ellos el rechazo social, la intolerancia a su doctrina y las dificultades económicas. A pesar de estas adversidades, Kabir se mantuvo firme en su devoción a Dios y su compromiso con la verdad. Su coraje surgió de su profunda fe y amor por Dios. Kabir enfatizó la importancia de la devoción interna sobre las demostraciones externas de religiosidad. Criticó a quienes renunciaban al mundo externamente pero permanecían apegados a él mentalmente. Kabir abogó por la genuina renuncia interna y el recuerdo constante de Dios en el cumplimiento de los deberes, y los practicó, lo que lo convirtió en un verdadero Karma Yogui. «No estoy en el templo ni en la mezquita, ni en el santuario de La Meca, ni en la morada de las divinidades hinduistas. No estoy en los ritos ni en las ceremonias; ni en el ascetismo ni en sus renunciaciones. Si me buscas de verdad me verás enseguida, y llegará el momento en que me encuentres». Kabir. La vida de Kabir estuvo marcada por la sencillez. No se dejaba llevar por la arrogancia ni siquiera cuando ganaba seguidores. Cuando lo criticaban, respondía con humildad, reconociendo que era un siervo de Dios y concentrándose únicamente en su deber de servir. Para Swami Vivekananda, Buda fue el más grande Karma Yogui de la historia. (c) Instituto Gita |