El Yoga de la Sabiduría: Bhagavad GitaEl Yoga de Sri Ramakrishna, Swami Vivekananda, Adi Shankara, Ramanuja o Gandhi
¿Todos contentos? En mi caso no. Para mí el Yoga va mucho más allá de las Asanas, va mucho más allá de cuerpo y mente. Cierto es que las Asanas permiten aquietar la mente, pero no es obvio que nos lleven ni al autoconocimiento ni a la libertad absoluta. Por ello, siento una especie de frustración ante esta manifiesta prostitución o banalización del yoga, en la que, en general, todos estamos participando: centros, profesores, alumnos (yo incluido), industria auxiliar... incluso las administraciones públicas quieren regular el sector del “Yoga físico”. Insisto en que conozco varios profesores y centros de yoga que incluyen esta componente espiritual en sus Asanas, pero son muy pocos. Para mí, el Yoga transcendental es el espiritual, el Yoga definido en el Bhagavad Gita como camino de autoconocimiento (Atman-Jnana) y liberación (Moksha), ese Yoga capaz de transformar interiormente al ser humano y hacerle fuerte y libre. Ese Yoga que Swami Vivekananda enseñó a Occidente y que permitió el levantamiento espiritual de las masas indias, mostrando uno de los grandes mantras del Bhagavad Gita: “¡Levántate y lucha!”. Ese Yoga que nos enseñó Sri Ramakrishna que muestra como ver la “Unidad en la diversidad”, que es posible Ver a Dios o percibir que las diferentes religiones del mundo son solo caminos hacia un único objetivo, son diferentes nombres y formas que representan la misma Realidad Absoluta: Dios, Ala, Brahman, Sat-Chit-Ananda o como quieras llamarle. Un principio ya enunciado en el antiquísimo Rig-Veda: “La verdad es sólo Una, los sabios la llaman de diferentes formas”. Ese yoga que enseñó Gandhi en su lucha no violenta por la independencia de la India, el movimiento Ahimsa más grande de la historia de la humanidad, y que el mismo reconocía que el Gita era su fuente de inspiración. Ese yoga que iluminó a Arthur Schopenhauer, Henry David Thoreau, Albert Einstein, George Harrison o Carl Jung Ese yoga que practicaron Adi Shankara, Ramanuja, Sri Ramakrishna, Swami Vivekananda, Gandhi y tantos otros a lo largo de los últimos milenios. He estudiado y traducido las obras de los tres últimos, y jamás leí que practicasen Asanas. Meditación, acción, conocimiento y/o devoción fueron sus caminos, ninguno de ellos un camino físico. Vivekananda o Swami Sivananda proponían el yoga de síntesis basado en los principales Yogas definidos en el Bhagavad Gita: Karma, Dhyana / Raja, Bhakti y Jnana. Sri Aurobindo propuso su complejo sistema de Yoga Integral. Ese primigenio yoga que Sri Krishna enseñó a los grandes Rishis al inicio de los tiempos y que cada vez que la maldad acecha, y el Dharma está en peligro, el Señor se encarna en Sri Krishna, Jesús, Buda o Mahoma, para restablecer el Dharma (Gita 4-7-8).
Ese yoga que Visnú, encarnado en Sri Krishna, transmitió a Arjuna en la gran guerra del Mahabharata para beneficio de toda la humanidad, de todos nosotros, de ti y de mi.
Ese sagrado conocimiento que destila ese Yoga que permite al ser humano enfrentarse a las amenazas que surgen en este nuevo orden mundial, global y digital: estados y movimientos totalitarios, multinacionales omnipresentes, desinformación, manipulaciones de la inteligencia artificial, falsos dogmas, fanatismo, etc. Formación avanzada (c) Instituto Gita |